Cumplir sesenta

Un día como ayer, hace diez años, el artículo Cumplir cincuenta contaba cómo su autor había llegado al mediodía de la vida. Iniciada la década siguiente, dicho autor experimentó la orfandad de su padre muerto, a mitad sufrió un episodio grave de salud y, justo al final, acaba de ser promovido al generalato de la edad debido a que un hijo, tras fundar su propia casa, ha sido a su vez padre. Cuando empezaba a sentirse adaptado a este mundo incierto, el neosexagenario ve aumentar los signos de tener que abandonarlo, por lo que se prepara mentalmente para convivir con el peligro como los habitantes a las faldas del Vesubio. Allí plantado con fuerza, su mayor empeño será arreglárselas para, otro decenio más, seguir queriéndolo todo en esta vida sin renunciar absolutamente a nada, sabedor de que, durante el otoño, lo que se pierde en flores se gana en frutas.